jueves, 14 de mayo de 2015

Las Estructuras Nacen con Daño

Cuando escuchamos el término de daño estructural pensamos siempre en estructuras agrietadas, deterioradas o deformadas por alguna causa externa a ella misma, como puede ser las fuerzas de los sismos, el empuje de los vientos, el arrastre de los ríos, ataques terroristas o alguna otra situación desfavorable.

Ésta pude ser una idea un tanto errónea, ya que todas las estructuras presentan un nivel de daño desde su creación, incluso desde que fueron concebidas en proyecto. Es decir, todas las estructuras por muy buenos materiales y procedimientos constructivos que hayamos empleado presentan daño estructural.

Al igual que un ser humano cuenta con un reloj biológico que eventualmente lo llevara a la vejez y hará que su salud se vea disminuida, también en las estructuras se desarrollará el deterioro.

Las variables por las cuales la estructura se ve afectada son múltiples, por ejemplo el diseño en su geometría (muchas estructuras presentan concentraciones de esfuerzos por esta causa), la elección de los materiales, el procedimiento constructivo empleado, entre un sinfín de variables físicas que no pueden ser controladas.

La causa de daño no es única y todas las variables intervienen en mayor o menor medida, todo esto conduce a un problema de probabilidad matemática el cual al ser resuelto podemos saber con cierto grado aproximación, como se comportará una estructura a lo largo del tiempo.

Ahora bien, la mayoría de las estructuras de puentes que existen en el país, cuentan con más de 50 años, por lo que es necesario hacer un análisis de la confiabilidad de éstas y poder tomar una decisión adecuada que permita una infraestructura carretera confiable.

La prognosis permite evaluar el comportamiento de una estructura con el paso del tiempo y definir adecuadamente su nivel de confiabilidad. Pero ese... es otro tema.

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